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La gestión clínica puede ser definida como un proceso de toma de decisiones en la práctica clínica orientado a conseguir el beneficio máximo para el paciente y cuyo objeto es la mejora de la calidad del servicio implicando a todos los profesionales que participan en su realización. Integra a los médicos en la utilización efectiva de los recursos, al tiempo que a los directivos en la gestión de lo esencial. La dimensión central de la gestión clínica es la efectividad de la práctica clínica. Para ello la organización gira alrededor del paciente, que es la piedra angular sobre la que se organiza la asistencia sanitaria de tal forma que los pacientes se organizan según enfermedades y no sobre las especialidades tradicionales. La gestión del Hospital y de sus distintos Servicios, difícilmente puede llevarse a cabo ignorando a los médicos cuyos conocimientos, habilidades y prácticas constituyen el exclusivo valor añadido de las organizaciones que los contratan y emplean. La gestión clínica se dirige a un modelo de práctica clínica basada en la evidencia lo que supone una transmisión de derechos de decisión hacia el paciente y a una cultura de la organización de trabajo cooperativo. Este marco de trabajo supone que la introducción de objetivos de efectividad y eficiencia debe pivotar no sólo en lo económico sino en el desarrollo profesional y ético de la persona. A nivel organizativo la gestión clínica implica dotar a una unidad asistencial de una estructura pequeña de gestión, con autoridad e instrumentos para planificar y gestionar sus actividades.

Los Servicios de Anestesia y de Cirugía concurren en el Bloque Quirúrgico constituyendo unidades con una estructura compleja, dotada de cierta autonomía con gran énfasis por el trabajo en equipo, que se adapta perfectamente a un modelo de gestión clínica. El día 4 de noviembre comenzamos la 1ª edición del Diploma Universitario de Gestión  Clínica en el Bloque Quirúrgico.

Los rasgos estratégicos que aporta la gestión clínica son el rediseño de procesos asistenciales, la reorganización de la estructura del Servicio y la mejora continua de la eficiencia orientando la actividad hacia el paciente. Hay un cambio organizativo y cultural importante desplazando las decisiones a las unidades clínicas. Se potencian en el Servicio aquellas actividades asistenciales que mejoran los resultados en los niveles de salud, eficiencia clínica, uso de tecnologías y recursos humanos. Se produce un acercamiento entre las culturas de gestión y clínicas, convergencia que genera un espacio común que busca romper la clásica existente entre la burocracia profesional y la administrativa, gestionando las unidades asistenciales bajo la codirección de clínicos y gestores.

La fuente de evidencias se busca en las revisiones sistemáticas de la literatura, ensayos clínicos y meta-análisis y para ello se precisa un cambio profundo. Este cambio o nueva forma de entender la medicina requiere tener un conocimiento (saber), tener capacidades y habilidades (saber hacer) y adquirir nuevas actitudes. La dirección de los centros encuentra apoyo en los líderes clínicos, en los programas de mejora continua de calidad asistencial, en la participación en el plan estratégico de la organización, en la asignación de recursos y en la propuesta de estándares asistenciales. Su puesta en marcha genera múltiples problemas y resistencias, con ineludible renuncia por ambas partes de aspectos de índole burocrática y un giro hacia el cliente externo (los pacientes) y no tanto hacia el cliente interno (personal sanitario).

Para los pacientes, avanzar en la medición de resultados representa que se les haga lo mejor en diagnóstico y terapia. Para los médicos, buenos “outcomes” representa avanzar en el resultado final deseado de la compleja cadena de la atención sanitaria. Para los políticos y los gestores, la obsesión por la medición de la actividad está dirigiéndose, en la actualidad, a la medición de las ganancias en salud. Para la industria proveedora de bienes y servicios, el desarrollo de la medición de resultados significa una mejora en la competitividad, una mejora en la diferenciación estratégica, un mejor posicionamiento y una optimización de la cuenta de resultados. En el ámbito clínico determinadas investigaciones en el ámbito de la gestión clínica y sanitaria, bien formuladas y ejecutadas, nos señalarán aspectos a mejorar en nuestras organizaciones y en la prestación de nuestros servicios. Desde el punto de vista del clínico debemos partir de la constatación de que los médicos asignamos el 70% de los recursos sanitarios en decisiones, diagnósticas y terapéuticas. Nuestro objetivo es restaurar los niveles de salud de los pacientes, en la medida de lo posible, mediante acciones que conciernen a pacientes individuales o a grupos de pacientes. Nos quedaría un punto de vista a tener en cuenta, no por último menos importante: el del paciente, cuya preocupación fundamental está en la seguridad y la efectividad de las intervenciones, y en segundo término, en la participación en las decisiones clínicas que le incumben. El problema fundamental de la gestión clínica pasa por conseguir que los médicos tengamos la información y los incentivos para tomar decisiones coste-efectivas a cada nivel y conseguir así colmar las expectativas de los pacientes. Pese a los importantes desarrollos teóricos y prácticos de la evaluación económica aplicada al sector sanitario en las últimas décadas, las repercusiones en la práctica diaria de nuestra actividad asistencial son muy escasas. La falta de incentivos por el propio sistema para su empleo, la sospecha de la falta de fiabilidad de los resultados, la dificultad técnica de los estudios hace necesaria una formación mínima para interpretar los resultados y poder identificar la calidad de los mismos. Aquí entra nuestro Diploma. Además, la dificultad de mover las asignaciones de las distintas partidas presupuestarias, imposibilita en muchos casos la aplicación de la información adquirida. Y todo ello, pese a movernos en un marco en el que existe un fuerte interés por acceder a información acerca de la efectividad y seguridad de las tecnologías sanitarias. Veremos cómo evoluciona.

 

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